Hotel Gran Claustre

Las hermanas de Santa Teresa de Jesús crearon este convento para su retiro en verano, a mediados del siglo XVIII. El hotel ha sabido preservar muchos elementos de la arquitectura original como arcos, patios, balcones y ornamentos de hierro forjado; las habitaciones han sido integradas en la estructura del edificio, siguiendo unos temas de olores y colores al seleccionar el tipo de decoración – vainilla, canela, rojo pasión y azul de Prusia. Cada una está perfectamente individualizada y bien pueden tener vigas originales de madera, como ventanas con arabescos, suelos de baldosa pintada o alfombras de nudo. Todas resaltan los colores naturales y son de una belleza apacible. Las vistas son a la parte vieja de la ciudad y del histórico castillo de los marqueses de Tamarit, en Altafulla. Esos temas seductores que hemos encontrado en las habitaciones, se siguen manteniendo en la planta baja – e incluso en el restaurante, donde el énfasis se sitúa en texturas aromáticas y sensuales que atraen a los gastrónomos de toda la región. Hay que reservar mesa con antelación, ya que las creaciones del chef son muy conocidas y el restaurante es más bien pequeño – escondido en el corazón del convento, en lo que antaño fue la capilla. Si le apetece atravesar los grandes portones de madera del hotel, se encontrará en una calle adoquinada en medio de la histórica Artafulla, a quince minutos de la playa (el hotel está situado en la Costa Dorada). También tiene la opción de tomarse un vino con un aperitivo en un bar al lado del hotel. La región es famosa por su marisco y por la vida relajada e indulgente. El hotel dispone de piscina, balneario, masaje Ayurvedic y shiatsu.