Hotel Corazon

En el corazón de la Sierra de Tramuntana, entre Deià y Sóller, encontrarás un lugar para reposar tanto el cuerpo como el alma, el Hotel Corazón. Un camino serpenteante te conduce hasta su puerta, rodeado de palmeras y jacarandas. Aquí te encuentras en el punto de partida para dejarte llevar por los sentidos: arte arquitectónico, el paisaje y las delicias culinarias se convergen en perfecta sintonía

Este singular espacio, concebido por la fotógrafa Kate Bellm y el artista Edgar López, nació como un retiro creativo y evolucionó en una casa  donde  recibir viajeros en busca de autenticidad. La recepción, con su mostrador esculpido por Yasmin Bawa inspirado en una roca de la isla, marca la pauta: formas orgánicas, colores terrosos y una estética que desafía la rigidez del lujo convencional.

Cada habitación es una obra en sí misma. Con un diseño que recuerda la arquitectura orgánica de los años 70, las 15 estancias combinan tonos de rosa empolvado, salvia y ocre con líneas curvas y materiales naturales. Duchas esculpidas en bóvedas de alabastro, alfombras de lana gruesa y ventanales que enmarcan el paisaje mallorquín crean un ambiente precioso y acogedor

El restaurante, ubicado en una soleada terraza con vistas a la sierra, es un festín para los sentidos. La chef Grace Berrow apuesta por una cocina de proximidad basada en ingredientes del huerto del hotel y productos locales. Platos como la panzanella o la burrata con salsa verde celebran la sencillez bien ejecutada. Mientras tanto, el bar invita a la conversación con su selección de cócteles especiados, vinos biodinámicos y elixires herbales.

La piscina, de un azul profundo,  con vistas al Mediterráneo. Sesiones de yoga, sanación sonora, masajes y caminatas guiadas forman parte de una propuesta que busca conectar cuerpo con la esencia indómita de Mallorca. Para conocer los secretos de la isla, un servicio de conserjería vía WhatsApp ofrece recomendaciones personalizadas: desde playas escondidas hasta rutas de senderismo o atardeceres inolvidables.

El compromiso ecológico del hotel es tangible. La finca ha recuperado su vocación agrícola con un huerto fértil y el uso de técnicas regenerativas. Cada objeto, desde los muebles hasta los textiles, es obra de artesanos locales, reflejando un profundo respeto por la comunidad y el entorno.

El servicio es cercano y relajado. El equipo, vestido con linos en tonos terracota, transmite una calidez espontánea, como si fueran amigos de toda la vida. Las normas se diluyen; aquí todo gira en torno a la libertad de ser uno mismo y a la inspiración que surge en lo inesperado.

Y si algo distingue a Hotel Corazón es su tienda, un verdadero gabinete de curiosidades. Cerámica hecha a mano, botas cowboy, infusiones botánicas y camisetas de estética rockera conviven en un espacio donde cada pieza cuenta una historia.

Más allá de sus muros, encuentras el pueblo de Deià, con su aire bohemio y casas de piedra dorada, esconde galerías de arte y pequeñas calas. En la dirección opuesta, Sóller vibra con su mercado y su ambiente animado. Hotel Corazón es el punto de partida para descubrir una Mallorca distinta, donde lo salvaje y lo sofisticado se encuentran en perfecta armonía.

No es solo un hotel. Es una invitación a vivir, sentir y formar parte de una historia que se sigue escribiendo con cada puesta de sol.