Riad L'Orangeraie

Entre el bullicio y ajetreo de los encantadores de serpientes, vendedores, acróbatas y callejuelas laberínticas al borde del mercado (souk) de la medina, puede que se fije en una puerta con adornos de bronce, que no llama demasiado la atención. Le recomendamos que traspase su umbral y penetre en el Riad L’Orangeraie, uno de los riads más encantadores y mejor situados de Marrakesh. Y es que no se puede estar mejor ubicado que a cinco minutos de la plaza de Djemaa el Fna, el auténtico centro nervioso de la ciudad donde todo parece estar sucediendo. Según paseamos por el interior del local, parece como si viajáramos por el tiempo a un remanso de tranquilidad virtual. Dos espléndidos patios nos aguardan – uno con árboles, fuentes y flores; el otro con una pequeña y refrescante piscina frente a la que están colocadas las siete excepcionales habitaciones. ¿De dónde proviene este derroche de buen gusto? El riad fue adquirido y renovado por dos hermanos franceses – Cyril y Laurent – y la decoración es el sofisticado resultado de conjugar la sensibilidad marroquí con la distinción gala. Amplias camas, cuartos de baño con estilo hammam (especie de baño turco) y una cálida elegancia por todas partes. Luego está la terraza, con unas vistas fabulosas de las montañas del Atlas y el paisaje circundante. No concebimos un sitio más agradable donde desayunar que en ella.