Dar Ahlam

Puede que esté escondido en una carretera polvorienta, entre las montañas del Atlas y el desierto en los palmerales de Skoura, pero en cuanto se nos presenta a la vista la alcazaba de ladrillo rojo de Dar Ahlam, uno sabe que se trata de algo especial. Situado en un oasis que en tiempos medievales era parte del coto de caza de un sultán, rezuma una clase muy peculiar que armoniza el chic francés con los valores tradicionales marroquíes. Como si se penetrase en un universo de refinada decoración donde confluyen varios estilos diferentes. Esto se lo debemos a un grupo de empresarios franceses liderados por Thierry Teyssier, quienes decidieron renovar esta kasba del siglo XIX con un resultado realmente espectacular que aúna lo moderno y lo tradicional sin ningún tipo de fisuras. Sus ocho suites y tres chalets están soberbiamente decorados con muebles antiguos poco corrientes, cortinas de seda y un caleidoscopio de colores abarcando desde el púrpura suave al oscuro, el rosa y el verde oliva. No hay nada que los diferencie y sin embargo cada uno tiene su personalidad propia que hace que la estancia sea un auténtico placer – y sólo hemos hablado del interior. El edificio está rodeado de un espléndido palmeral y el paisaje del entorno es como para no cansarse de mirarlo – aunque se puede optar por un chapuzón en la piscina. Los chalets independientes situados al borde de la propiedad, aunque pertenecen al mismo patrimonio se alquilan por separado. Dada su privilegiada ubicación, Dar Ahlam es una parada de lujo camino de las montañas del Atlas o del desierto del Sahara.