Playas en Tavira
Playa de la Isla de Tavira - Esta es la playa más popular de Tavira. Está situada en la Isla de Tavira, justo enfrente de la ciudad, y tiene que coger un barco por el río Gilão y la Ría Formosa para llegar allí. El viaje en barco es bastante agradable y constituye una especie de preámbulo para la belleza deslumbrante de la isla. Tenga cuidado, sin embargo, que debido a la popularidad de la playa de Tavira, especialmente durante el verano, puede ser difícil a veces conseguir lugar en el barco, obligando a que se tenga que esperar para el próximo. El camping se sitúa unos metros antes de la playa, lo que significa que la playa es también usada por los visitantes del parque contribuyendo a la impresión de que el arenal se encuentra sobre lleno, sin embargo, si ese es el caso, basta andar algunos metros a uno de los lados a fin de verse libre de las hordas de turistas.
Playa del Barril - La Playa del Barril se encuentra a mitad de la Isla de Tavira y para llegar es necesario atravesar primero un pequeño puente flotante y luego recorrer una distancia de cerca de un kilómetro a pie o en tren. El viaje en tren es bastante divertido y la ausencia de ventanas le permitirá una vista única sobre la biodiversidad de la isla. El camino a pie es igualmente agradable constituyendo una buena oportunidad para aprender y explorar la fauna y la flora local. La Playa del Barril es un pequeño rincón del paraíso con un arenal pálido y sereno.
Playa de Cabañas - A este de la Isla de Tavira se encuentra la Isla de Cabañas, una extensa pero estrecha lengua de arena. La playa se encuentra frente al pequeño pueblo de pescadores de Cabañas. Por ser un poco ventosa la playa es ideal para la práctica de windsurf o vela. El acceso a la playa se realiza a través de pequeños barcos de pesca.
Playa de la Tierra Estrecha - También localizada en la Isla de Tavira, esta playa es en realidad una extensión de la Playa del Barril. La Playa de la Tierra Estrecha es un poco más aislada y discreta que la restante que le permite aprovechar el silencio y la quietud de las olas en una paciencia perdida en medio de las hordas de turistas que asolan el Algarve todos los años.