Escocia, un destino apasionante

Escocia, el país de las leyendas y los misterios celtas, es una combinación perfecta de pasado y futuro. Desde sus imponentes castillos a sus mágicas Higlands, toda la región parece encerrar un secreto esencial y primitivo que sólo los viajeros más ávidos de aventuras serán capaces de desentrañar.

Conformado casi en su totalidad por los sedimentos de una cadena montañosa y fruto del desgaste de una fuerte erosión, el entorno natural de Escocia es un espectáculo maravilloso e imposible, sólo digno de los mejores cuentos. El país se encuentra dividido en cuatro regiones principales: Higlands o las Tierras Altas del Norte, Grampians, Lowlands o las Tierras Bajas del Centro y Uplands o las Altiplanicies del Sur.

Pero si los paisajes naturales de Escocia son conocidos por sorprender a todo aquel que se adentre en este país, sus ciudades no tienen nada que envidiarles. Urbes como Aberdeen, eminentemente turística y de una belleza medieval tan característica de esta zona; Edimburgo, con innumerables conjuntos arquitectónicos de gran valor; o Glasgow, una ciudad impresionante de corte victoriano, son sólo algunos ejemplos de la riqueza urbanita de Escocia.

La cultura de este país es una síntesis perfecta entre las diferentes tradiciones y costumbres de los pueblos celtas e ingleses que poblaron la zona. El carácter de sus gentes es abierto y hospitalario. Los escoceses son conocidos por su amabilidad, lo que convierten a esta región en el destino más acogedor de Gran Bretaña.

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Dónde ir en Escocia

Para poder abarcar la riqueza natural escocesa harían falta años. Este país posee una cantidad asombrosa de atractivos. Aquí nos encontramos con el Ben Nevis, el pico más alto del Reino Unido; y con el Lago Ness, conocido por su increíble belleza y por ser el hogar de la mitológica criatura marina más famosa de Europa.

No obstante, la belleza arquitectónica de las urbes escocesas también merece un reconocimiento especial. Cerca del Mar del Norte está Aberdeen, la capital marítima por excelencia, con un amplio abanico de oferta de ocio. Desde esta ciudad se puede acceder al Castle Trail, una ruta que nos transportará al pasado a través de sus numerosos castillos. Este área es conocida por ser la tierra del auténtico whisky de malta, donde las destilerías se convertirán en el paraíso de los más sibaritas.

Y no podemos olvidarnos de la capital del país, Edimburgo, cuya grandiosidad queda patente en los muros de su castillo, levantados sobre una colina volcánica. Los atractivos turísticos de esta urbe son innumerables – desde el Palacio Real de Holyrood hasta la Iglesia de San Giles, pasando por el Puerto de Leith o por la Royal Mile. Sin embargo, la esencia misma de esta ciudad se encuentra en el casco antiguo - Old Town – donde la magia se respira en cada piedra de cada calle.

Como contrapunto a la belleza medieval de Edimburgo, encontramos Glasgow, el perfecto balance entre lo moderno y lo novedoso y el gusto por lo tradicional. En Glasgow, la oferta cultural es muy amplia y variada. El viajero más intelectual podrá satisfacer su hambre de cultura en el Hunterian Museum, el más antiguo de Escocia; y en la Hunterian Art Gallery, con numerosas e impresionantes obras de arte europeas. 

Los entusiastas de las compras no pueden dejar de visitar los enormes centros comerciales, como las Buchanan Galleries, Princes Square y las zonas peatonales de Sauchiehall Street y Buchanan Street. Todos ellos repletos de las tiendas de moda más actuales y exclusivas.

Gastronomía

La gastronomía de Escocia tiene en común algunos platos con la cocina inglesa pero también posee un sinfín de recetas propias que harán las delicias de los viajeros más sibaritas.  

En Escocia, existe una gran variedad de platos elaborados con verduras (debido a la gran proliferación de cultivos) que, generalmente, acompañan a carne y pescado. El clima de la región facilita la producción de una amplia gama de frutas de gran calidad tales como fresas, bayas o frutos del bosque.

Algo muy típico en Escocia son los desayunos, en especial el típico desayuno inglés conocido como “full English” sólo apto para los estómagos más fuertes. Se trata de un contundente plato compuesto por salchichas, bacon, judías, tomates, pastel de patata, huevos, champiñones y tostadas, todo ello acompañado por zumo y té o café.

El plato más típico de la cocina escocesa es el “haggis”, elaborado a partir de vísceras de cordero, harina, avena y hierbas aromáticas y servido con ensalada o puré de patatas como acompañamiento El “Scotch broth” es otro de los principales atractivos gastronómicos de la región. Se trata de una sopa elaborada a partir de un guiso de carne y de fuerte sabor y contundencia. 

Aunque internacionalmente se desconozca, Escocia posee unos productos del mar excelentes y un marisco delicioso. De hecho, este país es la cuna de la pesca del salmón con mosca y sus ríos actúan como reclamo para pescadores de todo el mundo. El salmón escocés tiene un sabor muy especial y diferente al de otras regiones y suele cocinarse ahumado. 

Pero sin duda el gran protagonista de la gastronomía escocesa es el whisky. Visitar esta región y no probar su mundialmente conocida bebida es un billete directo al infierno culinario. Las numerosas destilerías de Escocia permiten degustar algunos de los mejores whisky del mundo.