Suiza, el país de los Alpes, los lagos y el chocolate

Suiza es sinónimo de la naturaleza más bella. Sus montes, sus estaciones de esquí, sus lagos... Son innumerables los atractivos medioambientales que posee este país. El verde de sus paisajes, enmarcado por las imponentes cadenas montañosas, es tan impresionante que parece irrea. El escenario perfecto para unas vacaciones idílicas.

Sus ciudades, sofisticadas y señoriales, son otro de los grandes imanes para los viajeros. Son de visita obligada Ginebra, la capital de la relojería; Gruyères, famoso por sus deliciosos quesos; Berna, cuya belleza hizo que se la incluyera en la lista de las ciudades escogidas como Patrimonio Mundial de la UNESCO; y Zurich, con un casco antiguo medieval exquisitamente conservado. 

Las tradiciones suizas son tan variadas y numerosas como el número de cantones que conforma el país. Desde el Carnaval de Basilea, a la fiesta de la vendimia, pasando por las muchas conmemoraciones de acontecimientos históricos, su agenda cultural no dejará que te aburras en ningún momento.

Además, Suiza figura como uno de los países con mayor número de museos per cápita del mundo, capaces de satisfacer cualquier necesidad cultural, sean cuales sean los gustos y las preferencias del turista. 

El carácter suizo es acogedor y hospitalario. Los viajeros se sentirán cálidamente recibidos por este país, que invita a volver una y otra vez. Las calles de sus ciudades, siempre adornadas y perfectamente cuidadas, es una muestra más del respeto y el cariño que los suizos tienen a sus tierras, actitud que influye en el disfrute de todos los que lo visitan.

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Dónde ir en Suiza

Suiza es conocida por ser un “país de postal”. Y con razón. Sus paisajes naturales parecen estar retocados por ordenador y sus ciudades podrían pasar perfectamente por el escenario de una película fantástica. Las principales urbes son Zúrich, Ginebra, Basilea y Berna.

Zúrich lidera de forma perpetua las listas de ciudades con mejor calidad de vida. Su perfecta ubicación – en la ribera de su lago homónimo -, la multitud de servicios urbanos que ofrece y su prosperidad económica, son sólo algunos de los factores que justifican su fama.

Por su parte, Ginebra posee uno de los cascos antiguos más bellos del país. Sus animadas calles y su catedral, invitan a los turistas a visitarla en cualquier época de año.

Basilea, conocida por sus puertos y por sus vestigios medievales, es otra de las ciudades fundamentales que debes visitar durante tu estancia por Suiza. Posee numerosos atractivos, como su Catedral, el zoo – uno de los mejores del país- o sus numerosos museos. 

Berna es una de las ciudades más pintorescas de Europa. Dominada por las cumbres nevadas del Eiger, Mönch y Jungfrau, la capital es conocida por es espíritu tranquilo y relajado. La vida en Berna, en contrapunto con Zurich, está marcada por un ritmo lento. A ello invitan los prados abiertos del Gurten – la colina que domina la ciudad- y las verdes aguas del río Aar.

Pero la belleza de Suiza no sólo se encuentra en las ciudades. También destacan sus parques naturales, especialmente el Parque Nacional de la Engadina. Cada región del país sorprende por sus peculiaridades: vestigios de la vida hace millones de años; una flora y una fauna poco comunes, desarrolladas al margen de la intervención del hombre... 

Desde la región de Lavaux con 800 hectáreas de superficie de viñedos hasta la cordillera de los Alpes, el paisaje de Suiza constituye el escenario perfecto para unas vacaciones de ensueño.

Gastronomía

Suiza es mundialmente conocida por sus deliciosos quesos y por ser el hogar de algunos de los chocolates más ricos del mundo. La cocina de la región recibe una fuerte influencia de Alemania, de Francia y del norte de Italia, dando lugar a un perfecto equilibrio entre sabor, calidad y variedad gastronómica.

Cabe destacar algunos de los platos típicos que han traspasado las fronteras suizas para instalarse en los corazones y los estómagos del resto del mundo. En primer lugar tenemos la “fondue”, elaborada con trozos de pan que se sumergen en una olla cerámica llena de un delicioso queso del país. Este lácteo es una de las estrellas de la cocina suiza. Los viajeros más entusiastas de este producto, tienen aquí un largo y delicioso camino por recorrer. En cada región, se pueden degustar las más exquisitas variedades de queso, desde el aromático “appenzeller”, hasta el “sbrinz” fresco, sin dejarnos el “emmentaler” o el famoso queso “gruyère”.

No podemos olvidarnos del “älplermagrone”, un plato de patatas, macarrones, queso, nata y cebolla con una guarnición de manzanas. El “rösti”, una tortilla plana de patatas hervidas - “gschwellti” - o crudas y frita en mantequilla, es otro de los “placeres culpables” con los que nos deleita la gastronomía suiza.

Pero sin duda el producto más famoso del país es el chocolate. Los maestros chocolateros de la región comenzaron a adquirir fama internacional a partir del siglo XIX y, desde entonces, su reconocimiento no ha hecho más que crecer. Suiza es la cuna del chocolate “fondant” – creado por Rodolphe Lindt – y una de las principales exportadoras de los mejores dulces a nivel internacional. Una auténtica mina de tentaciones culinarias.